domingo, 27 de enero de 2013

LOS DIAS DE UN VIEJO VOLVO

Lo bien hecho, bien parece, y el paso del tiempo se encargará de dar o quitar razones. La fábrica de Volvo en Göteborg trabajó sobre una idea todavía poco conocida en la segunda mitad de los años cincuenta, la de buscar la manera de proteger a los ocupantes cuando tenga lugar el accidente o éste ya se haya producido. Este ejemplar bi-color del 122s con elegante techo negro lleva años abandonado a su suerte y a las inclemencias del tiempo en una apartada estación de servicio del oeste de Santiago. La pintura que ya comienza a ser invadida por la herrumbre indica que este fue en su momento un modelo exclusivo; en la mascarilla puede verse una insignia metálica del colegio médico, lo que sin duda significa que perteneció a un facultativo; desconocemos porqué tan preciado automóvil fue a dar a un lejano rincón donde le espera el olvido y la indiferencia que caerá en su carrocería como la lluvia y los demás elementos. Sería hermoso si alguien que sepa apreciar una obra de arte como ésta pudiese rescatarla y volverla a la vida.












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